Habrá quien siga pensando que es la mejor opción; otros en cambio, resignados, pensarán que es la única solución y otros, quizás, estarán convencidos de que hay que poner un punto y aparte a la gestión socialista en la región en los últimos treinta años, que se dice pronto. Yo me incluyo en este grupo y soy de las que piensan que Emiliano García-Page no puede ni debe ser el candidato del PSOE a las próximas elecciones autonómicas.
El llamado caso Cuadrifolio que nos está repartiendo El Mundo por entregas es una losa demasiado pesada para las espaldas del alcalde de Toledo, pero no deja de ser otro borrón en su pésimo papel de líder de la oposición al que parece que no se acostumbra.
A un año de las elecciones, el balance que queda de su gestión es un pataleo desmesurado por los sueldos de los diputados y una política de oposición basada únicamente en elevar la tensión siempre un poco más sin importar lo más mínimo que esa tensión se traslade a la ciudadanía. Quien siembra vientos recoge tempestades y por donde pasa Page sólo saca beneficios Iberdrola.
Page ahora recibe un marrón que no se esperaba, posiblemente el mayor de su extensísima carrera política y quien sabe si el último. De momento el PSOE no ha reaccionado con la contundencia que se esperaba y es el diario El Mundo el que marca las pautas: que si, que no, que lo niegas, pues toma los correos que lo demuestran...
Ignoro si Page llegó a recibir regalos especiales y si los recibió, de qué se trata. No sé si él mismo recordará, de verdad, si recibió como su entonces jefe, José María Barreda, un Quijote o un Sancho Panza. Lo único cierto de todo esto que Page, que tanto ha predicado con la honorabilidad de los políticos, ha perdido la suya por el camino.
El caso Cuadrifolio puede suponer la puntilla al PSOE de Castilla-La Mancha y una regeneración a la fuerza. Todo son conjeturas que se van retroalimentando mientras pasan los días y Page sigue sin ir al juzgado. Y el PSOE, mientras, sin candidato.
Si (
No(
