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Pedro Olea recordó la figura del obispo Don Rodrigo en la Iglesia de Santiago

Pedro Olea recordó la figura del obispo Don Rodrigo en la Iglesia de Santiago

martes 20 de septiembre de 2016, 09:44h
En una amena conferencia, el doctor en Historia, seguntino de nacimiento, desveló datos biográficos del prelado
El doctor en Historia seguntino, Pedro Olea, ha disertado este fin de semana en la Iglesia de Santiago una conferencia sobre el obispo Don Rodrigo. Olea fue introducido por la cronista oficial de Sigüenza, Pilar Martínez Taboada, quien lo calificó como “el Fray Toribio de Minguella del siglo XXI”, puesto que el doctor ha continuado el trabajo del que fuera obispo de Sigüenza a principios del siglo XX, tras infinitas horas en los archivos de Roma. Martínez Taboada recordó también que Olea es quien más impulsa el lograr que Santa Librada, a la que ha dedicado gran parte de sus investigaciones, vuelva a ser honrada como patrona de Sigüenza.

Empezó Olea por decir que Don Rodrigo “quizá naciera en Berdejo”, un pueblo zaragozano de la comarca de Calatayud, y murió en 1221. Fue sobrino de San Martín de Finojosa, a quien sucedió como obispo seguntino en 1192. Así lo atestigua un documento firmado por Alfonso VIII, en Carabias. “Era canónigo de Sigüenza, y un hombre de armas tomar”, aseguró el conferenciante.

A la cabeza de sus huestes, luchó contra los musulmanes junto a Alfonso VIII el día 18 de julio de 1195 en Alarcos, batalla que perdió el rey de Castilla. En 1196 acudió a la defensa de Talavera, y el 16 de julio de 1212 combatió en Las Navas de Tolosa, evento crucial en el devenir posterior de la Reconquista, al que, como en los otros casos, Don Rodrigo acudió comandando sus tropas. Lo mismo hicieron las milicias concejiles de Almazán, Atienza, Ayllón, Medinaceli y Berlanga de Duero. Aquella victoria dio lugar a la fiesta del 'Triunfo de la cruz'.

Entre estas dos batallas, Alarcos y Las Navas de Tolosa, Don Rodrigo fue acusado de homicidio y absuelto después por Roma. Pedro Olea recreó el episodio, conocido gracias al estudio de las Bulas de la época: “Estando el obispo escuchando la misa que oficiaba el arcipreste, entró gente a la catedral de manera descompuesta. Llegaron hasta el altar, cosa que no sentó nada bien a Don Rodrigo”. Según el conferenciante, el prelado requirió a las masas que se alejaran del presbiterio, y, como no le hicieron caso, la emprendió a baculazos. “Dicen las Bulas que empujando a unos, dando suaves golpes a otros, y amedrentando a los demás”, precisó.

Al parecer, uno de los jóvenes presentes se llevó un baculazo en la cabeza. Durante meses estuvo sano, atendiendo sus viñas y tierras, comiendo y bebiendo, y yendo a los baños y a las tabernas. Pero algo le pasó, tiempo después, que hizo que “un médico viejo y malo, le practicara una incisión en la cabeza que le llevó a la muerte en quince días”, citó el doctor en Historia. Corrió entonces la voz de que el joven había muerto a consecuencia del golpe del obispo. Don Rodrigo, “que debía ser persona de moralidad, dejó de decir misa hasta que los médicos aclarasen si él había tenido algo que ver en el deceso. Los médicos de Roma y de Sigüenza confirmaron que la muerte se había debido al imprudente corte en la cabeza”.

En la segunda parte de su charla, Pedro Olea habló a los presentes sobre el 'Breviario del obispo Don Rodrigo' que se guarda en la Biblioteca de la Catedral de Sigüenza. Se trata de un texto formado por 29 cuadernillos de pergamino, de los cuales 26 constan de 8 páginas, 1 de 6, otro de 12 y otro de 5, al que le han cortado siete páginas. En total, 231 hojas. Está encuadernado con tapas de madera y de cuero. Las hojas de pergamino tienen 30 centímetros de alto por 17,5 de ancho, y su diferente “luz” se debe a la calidad del pergamino.

En su amena exposición, Olea fue mostrando la bella caligrafía del breviario y, sobre todo, las magníficas iniciales. “En primer lugar se escribía el texto. Las iniciales se dibujaban al final. En el breviario falta más de una, por lo que me inclino a pensar que es un libro incompleto”, dijo el doctor. En el Breviario, el estilo caligráfico es parecido al de manuscritos conservados de San Millán de la Cogolla, por lo que podría pensarse que fue allí donde se realizó, pero también pudo hacerse en Santa María de Huerta o incluso en la propia Sigüenza.

Apoyándose en el magnífico trabajo fotográfico de Antonio Lopez Negredo, Olea mostró y explicó decenas de imágenes del Breviario. “Hay algunas muy interesantes, decoradas con motivos floreales, geométricos, animales e incluso con rostros humanos. El libro completo no se puede exponer o, como mucho, hay que elegir una página para mostrarla en una vitrina. De esta manera, hemos pretendido divulgar su extraordinaria riqueza gráfica”, terminó.

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