Agustín Tamayo Zúñiga nació el 28 de agosto de 1914 en la calle Mayor de Sigüenza. Hace unos días, y por duplicado, debido al cariño que todavía despierta su figura en la ciudad, celebró su centenario. No en vano, fue durante muchos años el jardinero de la Alameda, de manera que buena parte de los árboles que le dan sombra ahora al parque doncelino más emblemático los plantó él durante las décadas de los cuarenta, cincuenta, sesenta y setenta.
Además, su buen carácter, talante participativo y aptitudes para la música, le hicieron formar parte de la Banda Municipal de Sigüenza como trompetista hasta la desaparición del colectivo en el año 1969. Por esta razón, una delegación de la actual formación doncelina, se acercó también a homenajearle sonoramente por su cumpleaños. "Tocaron para él varias piezas, pero sobre todo, cuando sonó el pasodoble, se emocionó mucho", dice su hija Angela Tamayo.
Agustín estuvo en el frente en la Guerra Civil. Afortunadamente, regresó sano y salvo de la contienda. Ya en Sigüenza se casó con Basilisa García, quien fuera el amor de su vida hasta su fallecimiento hace unos años. "Mi madre era su apoyo fundamental, tenía un humor fino que sumado al de mi padre, que aún conserva, nos hizo pasar muchas tardes divertidas", añade su hija.
Sacó por oposición la plaza de jardinero de la Alameda, donde estuvo trabajando hasta el día de su jubilación, embelleciéndola, podando los árboles siempre con sabiduría y buen tino, y cuidando del ornamento y el decoro del parque en todas las épocas del año. Su dedicación a las plantas dio origen al negocio familiar, la floristería Los Soportales, que acumula ya tres generaciones de servicio a la ciudad desde el mismo centro de Sigüenza.
Su carácter participativo lo han heredado sus tres nietos. Todos ellos forman parte de diferentes colectivos de la ciudad y se les puede ver participando y disfrutando siempre de las fiestas más tradicionales. Toda la familia estuvo presente en las dos emotivas celebraciones del centenario. Acompañando a Agustín y a su familia estuvo también una delegación municipal que encabezó la concejala de Bienestar Social, Charo Toro. Como ocurre con todos los centenarios de la ciudad, también Agustín recibió una placa conmemorativa de su florido y musical siglo de vida, que simbolizó el agradecimiento de Sigüenza a su trayectoria profesional y vital.