A Emiliano García-Page, el mismo PSOE, le quiere jubilar. Y lo quiere hacer de una manera disimulada y cruel en la misma proporción. ¿Cómo? Empujándole, como él mismo ha reconocido, a presentarse como candidato a las próximas elecciones autonómicas. Él no quiere porque, perro viejo en esto de la política, intuye la jugada. Sabe que tiene todas las de perder en un enfrentamiento contra María Dolores Cospedal y sabe también que una vez que se produzca su derrota se acabó el coche oficial y el vivir de la política. Al menos en Castilla-La Mancha.
Los últimos enfrentamientos del PSOE regional han puesto sobre la mesa, una vez más, que los pupilos de Bono y Barreda no saben arreglárselas solos. No reman en la misma dirección y haciendo la guerra cada uno por su cuenta evidencian que el que sobra es el jefe. Page está más solo que nunca y sus declaraciones el pasado día 30 no hacen sino confirmar que él quiere una cosa (nadie sabe qué) y el aparato del partido otra: que se presente. ¿Y qué buscan quienes quieren que se presente a las elecciones sabiendo de antemano que todas las encuestas le dan como perdedor? ¿Qué buscan al insistir tanto en que se presente quien no se quiere presentar? ¿Qué es lo que quieren realmente quienes empujan a Page a presentarse? Pues sin llegar a ser malpensados, lo que buscan con su derrota es, sencillamente, jubilarlo, iniciar la renovación del partido en la región de una manera tan natural como cruel: los derrotados no tienen sitio en política.
Emiliano García-Page huele tantísimo a Bono y Barreda, a gestión desastrosa, al rancio PSOE...., que alguien ha debido pensar que la mejor manera de librarse de él es llenándole los oídos de halagos, de mentiras y de falsas expectativas. Y claro, como Page no es nuevo en esto, se lo huele. Y salta. Y se enfada. Y dice bien alto, para que se enteren todos – también los que están en la sombra – que él no tiene portavoces y que ya verá lo que hace. Porque para saltar al vacío (político) está demostrando que no necesita a nadie.
Si (
No(
