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El Festival Ke Kaña sigue más vivo que nunca

El Festival Ke Kaña sigue más vivo que nunca

A pesar el mal tiempo y el cambio de fecha numeroso público quiso disfrutar de este festival independiente

lunes 07 de noviembre de 2016, 10:27h
A pesar de que el tiempo no acompañaba, el V Festival Ke Kaña no defraudó y volvió a demostrar que es una de las citas ineludibles con la música independiente nacional en Guadalajara. Pesó más el cartel, con sabores de todo tipo, incluido el alcarreño, y las ganas de un grupo de amigos porque su ciudad continúe disfrutando de música de calidad en directo, aunque haya que echar horas o incluso poner dinero. Lo que llaman “espíritu Ke Kaña” volvió a quedar patente en el Espacio Tyce este sábado: más de 300 personas con ganas de pasarlo bien entre acordes y una familia que crece cada año en cuanto los asistentes cruzan la puerta de las instalaciones, el centro de operaciones de la Asociación Super 8, esos 30 colegas que montaron un festival porque añoraban un bar.

La gente acudió puntual a las 21.00 horas a su cita con Urbana 12. Grupo emblemático de la Guadalajara de los noventa que se disolvió hace más de una década pero que ahora vuelve en español (preferían el inglés para sus canciones en su época de Urbana 13) demostrando que envejecen bien, como el buen vino, que dicen los entendidos. Sus guitarreos resonaron en el Tyce contundentes, claros, concisos, con el aire a Los Ramones que tanto les marcaron, rindiendo homenaje con sus acordes. Nuevos aires para una banda con solera que atrajo a muchos nostálgicos al festival, pero que encontraron un salto más allá de lo que recordaban, una evolución que seguro no dejará indiferente a quienes les escuchen.

Igloo supo mantener el ambiente. Poco importaba la tormenta de fuera y el frío que la acompañaba (y con el que los gallegos bromearon, afirmando que en su tierra hacía mejor tiempo que en la capital alcarreña), porque en las primeras filas se notaba el sudor del grupo, su pasión ante el público, que le correspondía con manos en alto y saltos en los solos. Se nota que los gallegos han acompañado a bandas como Franz Ferdinand, Nada Surf, Los Planetas o Travis y que tras sus espaldas van diez años de carretera y manta. Y lo que les queda.

Joni Antequera necesita varios grupos para poder dar cobijo a toda su creatividad, y en Guadalajara enseñó uno de sus lados más conocidos, Amatria. Le acompañan en esta aventura musical Marcos Carnero y Pablo Lastra, y se nota su complicidad con temas como “La canción del Abu” o “Me falta algo”, menos conocidas entre el público pero igual de bailables y divertidas. “El golpe” resonó en el Tyce como un himno, con vasos levantados y voces en grito, recuerdo de la locura que desataron en el Sonorama Ribera allá por agosto, cuando calentaba el sol. Este sábado el tiempo era menos apacible, pero el ambiente del público era el mismo. Con “Chinches” el verano volvió dentro del Tyce, tanto por el calor reinante entre tanto cuerpo como por la alegría desenfadada y descarada que reinaba en la sala.

Y tras los ritmos mecánicos y eléctricos de Amatria, volvían las guitarras de la mano de los canallas Wallas. Guadalajara respiraba Malasaña por los cuatro costados, con ese toque surf que les caracteriza, una estética llamativa y muy gamberra y recogiendo el testigo veraniego, para que la fiesta no decayese. Los dandys del garage hicieron de las suyas en el Ke Kaña, clausurando por todo lo alto la música en directo y jaleando constantemente al público, incluso mezclándose con él en varias ocasiones, bajando las guitarras y la diversión a la zona del público.

Y para acabar, deja vù de lujo. Hace cinco años que Superframe cerró el primer festival Ke Kaña. Un lustro en el que ambos colectivos han crecido en calidad y que se demostró en la cita del sábado. Superframe es Ke Kaña, Ke Kaña es Superframe. Ambos comparten el espíritu de aquel “antro” que dio tanta música en directo a Guadalajara y no parecen haberlo perdido, aunque no estén entre aquel gotelé naranja y negro, y ambos se hayan convertido en algo más grande. Tanto como los vídeos proyectados a todo color en una de las paredes del Tyce, haciendo que todos los asistentes cambiaran de perspectiva, como consiguió ayer la cita: una idea de algo pequeño que va creciendo paso a paso convirtiéndose en una realidad a tener en cuenta.

A pesar de la incertidumbre del cambio de fecha, a pesar del mal tiempo, el festival Ke Kaña sigue estando más vivo que nunca.
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