Financiado por la Fundación Canal, es obra de un equipo de investigación, liderado por el profesor Francisco Fernández Izquierdo, en el que ha colaborado Angel Alloza
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Como parte de la Semana Cultural de Tamajón, en la tarde de ayer, el profesor Francisco Fernández Izquierdo presentó en el salón de actos del Centro Cultural el libro 'La Presa del Vado y el Canal del Jarama'. Lo hizo prologado por el alcalde de Tamajón, Eugenio Esteban.
El libro recoge un amplísimo estudio, de más de setecientas páginas, obra de un completo equipo de investigación sobre esta impresionante red de infraestructuras. Según explicó ayer su responsable, Francisco Fernández Izquierdo, el trabajo perfila, en primer lugar, el entorno geográfico de la comarca en la que está ubicada la Presa del Vado, y también las otras tres que se unen a ella, como son el Azud del Pozo de los Ramos, el Trasvase del Sorbe al Jarama, y, finalmente el Canal del Jarama que conecta ambas con Torrelaguna y con la conducción del canal de Isabel II hacia Madrid. Además de analizar cuál es el entorno geográfico y natural de la zona, este primer epígrafe detalla la evolución de la población desde el siglo XVIII, a partir de los datos del Catastro de Ensenada, hasta nuestros días.
A continuación, el estudio analiza los antecedentes de intentos y proyectos de trasvase de agua desde las cuencas del Jarama y del Sorbe hacia la red del Canal de Isabel II. Los más antiguos datan de los siglos XVII y XVIII. Sin embargo, los proyectos directamente relacionados con la ejecución definitiva, pertenecen a finales del XIX y principios del XX. Tomando en cuenta esos antecedentes, el libro lleva a cabo un recorrido sobre cómo se diseña la presa y con qué objetivos. Inicialmente iba a servir para regular el riego en verano de la vega baja del río Jarama, desde la confluencia del Manzanares con el Jarama, en el municipio de San Martín de la Vega, hasta más allá de la desembocadura del Jarama en el Tajo, cubriendo la margen derecha del río Jarama y después su continuación en el Tajo.
Sin embargo, y según explico ayer el profesor, a la vez que se pone en marcha la Presa del Vado, el Canal de Isabel II percibe el crecimiento de Madrid, lo que unido a las limitaciones de la regulación de los caudales en el río Lozoya antes de la construcción de la presa de El Atazar, hizo que se acabara proyectando la conexión de El Vado y un Azud en el Sorbe, con el fin de incrementar el suministro de agua hacia Madrid. Además, como físicamente están a un nivel más alto, era relativamente sencillo abastecer desde estas infraestructuras a los barrios altos de la ciudad.
Las obras del entramado comenzaron en 1902, mientras que la ejecución de los últimos proyectos finalizó en 1976. Se fueron construyendo de acuerdo con la evolución del presupuesto disponible y de la tecnología de cada época. Consecuentemente, desde su inicio, hubo muchos cambios, decenas de proyectos e intervenciones múltiples. La amplitud del contenido del libro da idea de la complejidad de las infraestructuras.
También se detiene la obra en la hidrología de unos ríos con régimen muy irregular y explica la justificación que tienen los ingenieros para planificar estas construcciones, desde el punto de vista de su utilidad y acoplamiento al sistema de la red del Canal de Isabel II. La presa de El Vado tuvo una enorme importancia en los años sesenta, mucho más de la que tiene hoy, puesto que una década después entraría en servicio la Presa del El Atazar, el depósito con mayor capacidad del Canal de Isabel II, “lo que no impide que el Jarama y el complemento del Sorbe sigan suministrando agua a Madrid”, puntualizó el conferenciante.
Analiza también el libro los problemas técnicos, que fueron muchos, en el devenir de la construcción, que necesitó de la intervención de decenas de ingenieros, y también en 1976 el traspaso de titularidad y gestión de este conjunto de instalaciones desde el Ministerio de Obras Públicas al Canal de Isabel II, y se ocupa de otros proyectos que existen para construir nuevas presas con las que regular la cabecera del Jarama, hoy abandonados por motivos ecológicos, “si bien la experiencia dice que estos proyectos salen de los cajones con las sequías”, advirtió el profesor, quien afirmó en Tamajón no ser partidario de que “se siga tocando esta zona, que como parque natural que es, tiene hoy unas condiciones muy positivas para su desarrollo”.
Por último, aunque apenas se trata en la publicación, se comentó la repoblación forestal paralela a la construcción de la Presa de El Vado. En las fotografías antiguas que incluye el estudio, se percibe que la comarca estaba desertizada, con una vegetación escasísima, mientras que lo que existe en la actualidad son unos pinares de gran porte, con más de cincuenta años, componiendo un entorno muy interesante y muy cuidado y que, sobre todo para el pueblo de Tamajón, al que pertenecen gran parte de los embalses objeto del estudio, también son hoy una fuente de ingresos gracias al logro de que la lámina de agua pague un impuesto especial, “algo que supone la correcta compensación a la merma para la economía del pueblo que supuso la construcción del embalse”, terminó Francisco Fernández Izquierdo.
El libro se ha editado en formato electrónico, es de difusión gratuita y se puede conseguir en:
http://www.fundacioncanal.com/2864/programa-del-patrimonio-hidraulico-del-canal-de-isabel-ii/?pro=realizado