El PSOE ha vuelto a demostrar, como guinda final a la legislatura, que ni está ni se le espera y que las encuestas que vienen anunciando su imparable hundimiento y decadencia en Castilla-La Mancha pueden quedarse cortas.
Los mismos que lamentan y critican que María Dolores Cospedal les haya rebajado el sueldo mensual a 1.500 euros por su trabajo y dedicación en las Cortes regionales volvieron a avergonzar a sus votantes y simpatizantes de una manera escandalosa. El Grupo Socialista no ha sido capaz de participar en el minuto de silencio guardado en las Cortes como homenaje a las víctimas del accidente de avión que ha conmocionado a Europa y tampoco ha estado presente (porque se han levantado y se han ido) cuando la presidenta regional ha tomado la palabra para agradecer a los empleados de las Cortes por el trabajo desarrollado a lo largo de la legislatura, así como a los propios parlamentarios, tanto a los suyos como a los socialistas.
No se trata ya de mera falta de educación sino de una estrategia política planificada desde el comienzo de la legislatura donde el objetivo es llevar la tensión al máximo, demonizar al adversario político. Por el momento las encuestas aseguran que esta táctica no da resultado pero el PSOE, antes que reconocer un error, prefiere agachar la cabeza y embestir hasta el final. En mayo, quizás, reconozcan que este no es el camino.
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