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Castilla-La Mancha sufre la tasa de médicos por habitante más baja de España

Castilla-La Mancha sufre la tasa de médicos por habitante más baja de España

Nuestra región cuenta con 395 médicos por cada 100.000 habitantes, cuando la media del país son 476

domingo 27 de octubre de 2019, 14:00h
Hace unos días, mientras pasaba consulta junto a un par de residentes, una señora mayor que acompañaba a su familiar se dirigió a las jóvenes doctoras diciéndoles: “¡No nos dejéis solos!”. Tras la sorpresa inicial producida por sus palabras, la mujer aclaró que les pedía que se quedaran en España para prestar atención a los pacientes que las necesitaban, que no se fueran al extranjero. Esta petición me hizo ver claro que la falta de médicos ya está preocupando a nuestros pacientes, aunque no sabemos si, con la misma intensidad, a nuestras autoridades. Y debería hacerlo.

La falta de médicos en España es un problema grave que empeorará en el futuro inmediato. Según señala un estudio recientemente realizado por el Consejo Económico y Social de España y dado a conocer por el Ministerio de Sanidad, en la actualidad existe un déficit del 2,9% de los alrededor de 138.000 especialistas que trabajan para el sistema nacional de salud, déficit que pasará a ser del 12% en 2025 y que, posteriormente, seguirá aumentando si no se toman medidas que lo corrijan. Esto quiere decir que, en la actualidad, faltan más de 4000 médicos especialistas. Las jubilaciones futuras, con un personal en el que más de la mitad es mayor de 50 años, agravarán el problema a corto plazo.

La alarma no es nueva, pues ya en 2007 se estimaba que faltaban unos 3000 médicos especialistas, y, desde entonces, se ha observado la evolución del problema sin tomar medidas correctoras. Para aliviar la preocupación, se indica que no es que falten médicos, pues la tasa de médicos por habitante en España es de las mayores de la OCDE (425 por 100.000 habitantes), aunque parecen estar mal distribuidos, con zonas muy bien dotadas, como las grandes poblaciones, y otras, como las áreas rurales, con escasez de médicos. Y el futuro no parece que vaya a mejorar esta distribución, pues el número de especialistas en medicina de familia y comunitaria, la especialidad mayoritaria en los centros de salud y en las áreas rurales, ha crecido menos en los últimos años, y, por su elevada edad media, se jubilarán más. Además, la precariedad laboral presente en todo el sistema nacional de salud se ceba especialmente en los médicos de atención primaria, donde solo el 4% de los que tienen plaza en propiedad son menores de 40 años. Evidentemente, es poco atractivo para un médico joven tener un puesto de trabajo inestable en una zona alejada.

Castilla-La Mancha, con la tasa de médicos por habitante más baja de España (395/100.000 habitantes, con una media de 476 y un máximo de 611 en Navarra) y una de las mayores proporciones de medicina rural del país, está en una posición de gran riesgo en lo que al déficit de médicos se refiere.

Puesto que existe libertad de movimiento y de elección del puesto de trabajo, las únicas soluciones deberían pasar por incrementar el número de médicos, hacer más atractivos los puestos de trabajo actualmente menos deseados, y, al mismo tiempo, ofrecer unas condiciones laborales adecuadas para que los médicos no se vayan a las grandes ciudades o al extranjero, según el caso. Y a los problemas de envejecimiento, precariedad laboral y de distribución de los médicos, se suman los de formación: el númerus clausus para formar estudiantes de medicina y la limitación de las plazas MIR. En este tema hay diversos actores, como decanos de las facultades y estudiantes de medicina, colegios de médicos y las comisiones nacionales de la especialidad. Cada uno de ellos ve el problema de forma parcial y actúa guiado por sus propios intereses, pero se echa en falta una autoridad sanitaria que, informada por la opinión de cada una de estas partes, tome una decisión vinculante que ponga al paciente y a la asistencia sanitaria del país en el centro del problema y, por tanto, en el núcleo de la solución. Alguien debería comenzar a escuchar la petición de los pacientes de que “no los dejemos solos”.

Luis Rodríguez Padial. Cardiólogo. Ex presidente del Colegio de Médicos de Toledo.
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