Como dice el refrán, que los hay para diferentes situaciones, nunca llueve a gusto de todos. Pues eso, que en Madrid, y en el resto de España, todos le ponen una vela al santo para que se encuentre petróleo en nuestro territorio, y no depender de los dictadores árabes que nos sangran para vivir como príncipes, a nuestra costa, claro. Y resulta que a lo mejor en las aguas territoriales españolas cercanas a las Islas Canarias tenemos un yacimiento que nos puede suministrar un diez por ciento de todo lo que importamos. Y resulta que el reino de Marruecos pretende explotar esos mismos yacimientos ya que para el vecino país sus aguas territoriales abarcan hasta nuestras islas, claro.
Pues mientras los partidos políticos en toda España se frotan las manos con la noticia de que se ha concedido el permiso correspondiente, vía BOE, en las islas, en Canarias, se ha montado todo un movimiento contra Repsol, porque se sienten amenazados de mareas negras y contaminación que ahuyentaría el turismo sobre el que se sustenta la economía de la zona. Pasa como en Almería con la construcción o demolición del hotel El Algarrobico, levantado en el parque natural de Cabo de Gata. Todos los partidos políticos locales están a favor de la expansión turística que se iniciaría con dicho hotel, mientras que esos mismos partidos en Sevilla apuestan por la conservación del entorno natural y la demolición de lo construido.
En Canarias se da la paradoja de que si Repsol no explota los posibles yacimientos para España, lo hará Marruecos. Y ya sabemos como se las gasta el vecino país, si contamina por accidente mirará para otro lado. Marruecos incluso se niega a sufragar los entierros de sus súbditos que fallecen en el estrecho intentando llegar a España... Y entre tanto, no hay que descartar que la oposición a la prospección de Repsol esté financiada por empresarios con intereses en Marruecos, cuando no fomentada por los servicios secretos alahuitas, que de eso ya tienen experiencia.
Y es que la demagogia de nuestros políticos, en este caso de los político canarios, no tiene límite. Y los seguidores, como auténticos borregos, pues les toca hacer la ola. Ya se ha dicho en muchas ocasiones. La mayoría también puede estar equivocada y eso no le da legitimidad a sus actuaciones. En Alemania el partido nazi llegó por las urnas y exterminaron a millones de judíos, todo un genocidio. Los votos no dan la razón...
Joaquín Abad