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El IV Centenario de El Quijote, protagonista del Concierto de Órgano de Morillejo

El IV Centenario de El Quijote, protagonista del Concierto de Órgano de Morillejo

jueves 09 de julio de 2015, 14:17h
Será interpretado por el Dúo Ráfaga, que integran el músico y musicólogo Luis Mazorra Incera y el guitarrista libanés Astur Kirichian
Este próximo sábado volverá a sonar el viejo órgano de tubos de Morillejo, fabricado en el siglo XVII, que fuera terminado de restaurar por el Ayuntamiento de Trillo en 1993. En esta ocasión, el músico y musicólogo santanderino Luis Mazorra Incera ha preparado un programa en el que el homenaje a efemérides musicales, y culturales, será de nuevo protagonista.

El más importante de todos, según el propio Mazorra, es a la publicación de la segunda parte de El Quijote, pero hay otros. El año que viene (2016) se cumplirán cien años de la trágica muerte de Granados en un barco torpedeado durante la Primera Guerra Mundial en el Canal de la Mancha.

El concertista ha unido ambos hechos en la selección de las piezas para órgano, y para órgano y guitarra, en las que tocará acompañado por Astur Kirichian, junto al que compone el Dúo Ráfaga.

La atmósfera caballeresca que consiguió Joaquín Rodrigo en su obra 'Fantasía para un gentilhombre' resulta especialmente apropiada para el propósito del concierto. “Es una obra basada en la música de Gaspar Sanz, un músico del siglo XVII, coetáneo de la publicación, por lo que música y época son las adecuadas”, dice Mazorra. Rodrigo compuso una obra sinfónica de concierto solista, con armonías modernas, pero con temas similares a los primigenios de Sanz. Será la obra con la que termine la velada.

La penúltima de las interpretaciones también tiene un título cervantino, “A lomos de Rocinante… y un asno rucio”. En esta “suite quijotesca”, como la define el propio Mazorra, el musicólogo ha incluido tres temas, uno de Albéniz, la 'Leyenda', y dos de Granados, 'Villanesca' y 'Playera', que los dos músicos enlazan con “unas pequeñas introducciones que las hacen coherentes y partes de un todo”. La 'Villanesca' aporta una musicalidad pulcra que sugiere el trote parsimonioso de caballos, la 'Playera' es un guiño al combate de Don Quijote en la playa de Barcelona, y 'Leyenda' aporta un final más dramático que además termina, sosegado, en muerte.

En la primera parte del concierto, sólo de órgano, hay referencias a dos compositores castellano-manchegos como el briocense Sebastián Durón, que por proximidad geográfica nunca falta en el concierto de Morillejo, o el toledano Andrés Llorente, y también compositores cuya obra se adapta perfectamente a las condiciones del órgano de Morillejo y al motivo cervantino del programa, como son Antonio de Cabezón, Juan Bautista Cabanilles o el Padre Antonio Soler.

Sobre el órgano de tubos de Morillejo
En el interior de la Iglesia Parroquial de Morillejo, como un tesoro escondido, se conserva en perfecto estado de funcionamiento un órgano de tubos del siglo XVII. El celo de los morillejanos ha mantenido vivo este magnífico instrumento, que aún en pleno siglo XXI desgarra notas “especialmente apropiadas para el repertorio de los siglos XVII y XVIII”, explica Luis Mazorra.

El órgano se construyó en el siglo XVII, en pleno Barroco, y, al igual que la expresiva imaginería característica de la época, pretendía impactar y representar el triunfo de la Contrarreforma. Se pusieron de moda en principio en las Catedrales, pero poco a poco los pueblos que podían permitírselo también los fueron adquiriendo. El de Morillejo es uno de los pocos que existen en la provincia conservados en un estado óptimo. Reúne buena parte de las características propias de la construcción instrumental de la época. No es un órgano grande y es técnicamente limitado en algunos aspectos, pero es muy generoso en otros, “siempre en función de las obras a interpretar”, dice Mazorra. El teclado, o interfaz con el intérprete, tiene su aquél. Es conocido en el argot como “de octava corta”, lo que quiere decir que ciertas teclas, habituales de la mano izquierda, no están. “En aquella época era algo normal, que ahorraba la construcción de tubos bajos grandes”, puntualiza el organista. Sólo tiene un teclado, dividido en dos ámbitos tímbricos. Desde el DO central del teclado hacia la izquierda tiene unos registros y desde esta nota hacia la derecha tiene otros que pueden, o no, coincidir con los anteriores. “Esta característica permite hacer acompañamiento y solista con un solo teclado. Es ingenioso. La construcción buscaba la mayor cantidad de prestaciones con el mínimo de recursos”, explica Mazorra.

La fachada de nuestro protagonista de este pasado sábado es más bien rústica. Tiene una trompetería española horizontal, que se añadió en el siglo XVIII para dar mayor grandiosidad que permite la interpretación de obras de cierta brillantez de las musicalmente conocidas como “del mundo de la batalla” o que aprovechan al máximo las posibilidades del sonido de esta trompetería horizontal tan propia de los órganos españoles. Los bajos del ejemplar de Morillejo “no tienen contras”, describe Mazorra, es decir, notas que se tocan con el pie. “Por el contrario tiene otras características distintas y especiales como el tambor, un dispositivo que consigue una vibración grave que imita el sonido de la percusión”. Los demás son registros convencionales. En opinión de su intérprete, Luis Mazorra, la característica que lo define sería quizá la “nobleza sincera” de su sonido. Estos órganos dejaron de tocarse en numerosas iglesias en el siglo XIX, entre otras cosas porque no quedó nadie que supiera hacerlo. Tras leves intervalos de luz, en el año 1993, y a instancias de Máximo García, Alcalde de Morillejo en ese momento, y del Párroco Santiago Jiménez, fue restaurado por el Ayuntamiento de Trillo.
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