Atienza celebra este domingo su tradicional Caballada

Como todos los años desde hace más de ocho siglos Atienza celebra su Caballada el domingo de Pentecostés. Esta fiesta, cuyo origen se remonta al rescate de un niño que terminó siendo el rey Alfonso VIII. Es la tradición festiva más antigua de la provincia, e incluso hay gente que asegura que también de España, puesto que sus orígenes se remontan al siglo XII, y al año 1162, con el hecho histórico de la liberación del rey de Castilla, Alfonso VIII, acogido en la villa de Atienza, del cerco que a esta impuso el rey leonés Fernando II.

Sobre las 10.00 horas, los hermanos acuden en caballerías vistosamente enjaezadas a casa del "prioste", y desde allí a la del abad, y todos juntos se encaminan en romería a la ermita de la Estrella. Una vez allí, bajan de sus caballerías y comienza la procesión, siendo muy curiosa la subasta de los brazos de las andas, cotizada en celemines de trigo.

A continuación, la misa, y más tarde plantan el "mayo" en la explanada de la ermita, comenzando la subasta de roscos y frutos que de él penden, también en celemines. Termina la subasta, se cortan las ramas del árbol y se reparten entre los asistentes. Finalmente se procede a efectuar el baile de la Virgen, especie de jota castellana, que llevan a cabo los hermanos, la cual se acompaña con sones de dulzaina y tamboril.

Así llega la hora de comer, dispersándose entonces todos los visitantes excepto los hermanos de la cofradía, que ante la orden del monda: "Señores hermanos, a comer", subirán al comedor de la ermita para tomar un menú obligado este día a base de cordero asado, un cogollo de lechuga y pasas.

A las 17.30 horas los cofrades se despedirán de la Virgen y realizarán el mismo recorrido que por la mañana hasta el Camino de las Cuevas, donde a las 18.30 horas tendrá lugar la famosa carrera de caballos.

El encuentro concluirá con una limonada obsequiada por el abad, en este caso el propio obispo de la Diócesis, Atilano Rodríguez, a los cofrades en la plaza del Trigo y con la visita a la casa del Prioste, finalizando con el tradicional “trago de vino al porrón”.