La princesa de Éboli tiene su propio Playmobil

En los últimos días se está celebrando en Cifuentes unas conferencias entorno a la Princesa de Éboli, pero cabe remarcar que este personaje ha sido tan conocido en la historia que hasta Playmobil le ha dedicado un juguete dentro de sus personajes históricos.

Cabe recordar que Ana de Mendoza y de la Cerda, princesa de Éboli, duquesa de Pastrana y condesa de Mélito (1540-1592) fue una aristócrata española, que pertenecía a una de las familias castellanas más poderosas de la época: los Mendoza
Se casó a la edad de doce años (1552) con Ruy Gómez de Silva, por recomendación del príncipe Felipe, futuro Felipe II; su marido era príncipe de Éboli (ciudad ubicada en el Reino de Nápoles) y ministro del rey, con el cual tuvo diez hijos.

Perdió un ojo a causa de un entrenamiento de esgrima, se la estimaba como una de las damas más hermosas de la corte española.

Tras el repentino fallecimiento de su marido, se vio obligada a manejar su amplio patrimonio y durante el resto de su vida tuvo una existencia problemática.Mantenía relaciones cercanas con el entonces príncipe y luego rey Felipe II, lo que animó a varios a catalogarla como amante del rey.

Lo que si se asegura que una vez viuda, mantuvo relaciones con el secretario del rey Antonio Pérez, que fueron descubiertas por Juan de Escobedo, secretario de Juan de Austria (hijo natural del rey Carlos I), quien además mantenía contactos con los rebeldes holandeses. Antonio Pérez, temeroso de que revelase el secreto, le denunció ante el rey de graves manejos políticos y Escobedo apareció muerto a estocadas, de lo que la opinión pública acusó a Pérez; pero pasó un año hasta que el rey dispuso su detención.

Los motivos de la intriga que llevaron al asesinato de Escobedo y a la caída de la princesa no son claros. Parece probable, junto a la posible revelación de la relación amorosa entre Ana y Antonio Pérez, también la existencia de otros motivos, como una intriga compleja de ambos acerca de la sucesión al trono vacante de Portugal y contra Juan de Austria en su intento de casarse con María Estuardo.

La princesa fue encerrada por Felipe II en 1579, primero en el Torreón de Pinto, luego en la fortaleza de Santorcaz y privada de la tutela de sus hijos y de la administración de sus bienes, para ser trasladada en 1581 a su Palacio Ducal de Pastrana, donde moriría en 1592.