El timo del socialismo
miércoles 30 de julio de 2025, 13:47h
Hay quienes han intentado convencernos, arrogantemente, de que Castilla-La Mancha está condenada a ser el vagón de cola de España. Una idea que ha calado desde el nacimiento de nuestra autonomía, hace ya más de cuatro décadas, y que, lamentablemente, ha impregnado buena parte del discurso nacional desde entonces.
Algunos se han resignado a esa narrativa pesimista, tejida con esfuerzo por un socialismo regional que, más que gobernar, trata de sembrar el conformismo. Una doctrina que ha calado especialmente en los jóvenes, empujándolos a abandonar nuestra tierra en busca de horizontes que aquí se les niegan. En resumen, víctimas de una gestión socialista que ha preferido administrar el declive antes que desafiarlo.
Nuestra región sufre hoy las consecuencias de una política que rehúye la responsabilidad: baja natalidad, escasa emancipación juvenil, renta decreciente y una administración autonómica que actúa más como recaudadora que como promotora del bienestar. Es la política de Emiliano García-Page: una política sin principios, que ha instalado a Castilla-La Mancha en la delgadez económica y social.
Prueba de ello, en la vorágine nacional, los ciudadanos se preguntan qué ocurrirá en los próximos meses. Esperan liderazgo, esperan acción. Lo que encuentran, sin embargo, es silencio. Una falta de voluntad clamorosa por parte del PSOE de Castilla-La Mancha, que responde a las demandas con evasivas, promesas huecas y una retórica vacía.
Previsiblemente, intentarán desechar todo esto como “ruido” o “confrontación”. Pero no lo es. El debate es saludable. El contraste de ideas, necesario. Lo que resulta insostenible es que el presidente Page permanezca oculto, parapetado tras las puertas del Palacio de Fuensalida, con un círculo de aduladores y figuras moralmente cuestionables que, lejos de servir al ciudadano, pretenden aleccionarlo.
Un ejemplo claro es la llamada “financiación singular” para Cataluña. Desde que se planteó, Page ha lanzado declaraciones petulantes, tratando de hacer equilibrios entre la ofensa evidente y su lealtad al partido. Pero en ningún momento ha defendido la igualdad de todos los españoles ni ha alzado la voz en defensa de los castellanomanchegos. Para él, lo esencial no es la igualdad, sino no perder el sueldo. ¿Y los ciudadanos? Un voto.
Mientras tanto, su consejero de Hacienda, el señor Ruiz Molina, repite el argumentario vacío en los medios, sin comprometerse, sin liderar, sin ofrecer ni una sola idea. Y cuando desde Andalucía se propuso un frente común para exigir una financiación justa para todos, Page respondió con cobardía. El propio consejero declaró que no le parecía conveniente oponerse al privilegio catalán. En otras palabras, agachó la cabeza.
El resultado son ciudadanos de segunda, sometidos a más impuestos para sufragar el cupo catalán. Y mientras tanto, quienes deberían defendernos callan o, peor aún, votan en contra de los intereses de su tierra.
Afortunadamente, no todos han renunciado al deber. El Partido Popular de Paco Núñez ha dado la batalla. Ha llevado el rechazo al cupo catalán a las Cortes de Castilla-La Mancha y ha tendido la mano al PSOE para que, al menos en este asunto, estuviésemos unidos. ¿La respuesta de Page? Votó en contra. Una vez más: debilidad, palabrería y rendición moral.
Artículo de opinión de Borja Terrón, vicesecretario regional de NNGG CLM