Hace unos días leía un artículo en este medio sobre las reflexiones de un joven que quiere volver a su pueblo. Pues, como alcalde de un pueblo pequeño que soy, no se lo aconsejo. Y no es porque no me gusten los pueblos pequeños, todo lo contrario. Aunque no he nacido, si me he criado en uno de ellos y resido en él, es más, los defenderá mientras pueda y me dejen.
Los motivos por los que no le aconsejo que vuelva al pueblo son los siguientes:
- Si tiene familia, tendrá que desplazar a sus hijos a no menos de cinco kilómetros a centros educativos.
- La sanidad visita nuestros pueblos de pascuas a ramos, como dice el dicho popular, y desplazarse a centro de salud, puede ser jugar a la lotería (como yo sufrí en mis propias carnes).
- Lo de un bar en los pueblos empieza a tener fecha de caducidad, ya que cuando hay inspección de sanidad todo son problemas, pretenden que esto sea como un bar de capital.
- Encontrar gente que suministre los productos de primera necesidad es un artículo de lujo (pan, carne, fruta, etc.).
- En cuanto a la seguridad, casi mejor ni hablar. Es probable que haya más amigos de lo ajeno que agentes del orden.
Con todo esto que te cuento, y alguna cosa que me dejo en el tintero, no sé si te quedan ganas de volver.
Pero todo lo que he referido es lo malo. También hay bueno: en nuestros pueblos hay mucha tranquilidad y silencio, que ya no rompe ni las campañas electorales, que es donde quería llegar.
Hemos vivido una campaña electoral en la que no ha habido visitas ¿Será que nuestros votos no valen lo mismo que los de los grandes municipios? ¡Pues no! Valen igual.
La gente de la España despoblada tiene los mismos derechos y los mismos deberes que el resto. Lo que no tiene el mismo trato ni creo que lo tenga.
A día de hoy nuestros votos y nuestros impuestos (porque ahí sí que hay igualdad) son los que valoran toda esa gente que nos representa. Si no nos visitan no son conocedores de nuestros problemas. ¿De qué sirve luego ponerse detrás de una pancarta o dedicar unas palabras a la despoblación?
Los problemas no se solucionan así, hay que visitar a los pequeños pueblos y ver y oír a sus vecinos, así se empieza. Pretenden que nuestros vecinos voten a gente que no conocen, es más, a alguno no conozco ni yo, que llevo 16 años en el mundo de la política.
Empezamos a ver agrupaciones como Teruel Existe, con un diputado nacional y la Plataforma de Pueblos de Soria, con tres diputados provinciales, como ejemplo. Pues tensen ustedes la cuerda, señores políticos, y Guadalajara acabará por tener la suya.
Muchas gracias por leer mi carta y espero que a partir de ahora las medidas contra la despoblación y para mantener nuestros pueblos vivos sean otras más eficaces que las pancartas y las palabras.
Fdo.: Carlos Piña Barbero
ALCALDE DEL AYUNTAMIENTO DE CASTEJÓN DE HENARES