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Los hermanos "Infoncundibles" maridan en Sigüenza la música y los malabares
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Los hermanos "Infoncundibles" maridan en Sigüenza la música y los malabares

domingo 22 de enero de 2017, 17:35h
En el espectáculo infantil del Segontia Folk y en un auditorio de El Pósito que se llenó para la ocasión
Intensa víspera de San Vicente la que se vivió ayer en la ciudad de Sigüenza, con propuestas matutinas, que tuvieron luego continuidad con la Hoguera de San Vicente, en el corazón de la ciudad. A partir de las seis de la tarde, en el Auditorio de El Pósito, con lleno de público, tenía lugar la actuación de los hermanos 'Infoncundibles'. Daniel y José Alberto Foncubierta, presentaron en Sigüenza la representación: '¿Qué raro verdad?'

Ellos mismos lo definían ayer como un espectáculo "de técnicas circenses”, aprovechando “lo amplio que es el circo” en el que hacen música en directo según comentaba ayer Daniel. Un cierto toque flamenco en el espectáculo deja claro su origen andaluz, sevillano para más señas, porque "las raíces no se pueden negar". Además, en '¿Qué raro, verdad?' hay sido para la parodia. "Hacemos como si entendiéramos de arte contemporáneo, para generar situaciones divertidas, y nos servimos de la música clásica, tocando algunas composiciones muy conocidas, de Beethoven, Bach o Mozart, pero de otra manera”, por ejemplo, uno sobre otro en un monociclo…

Según explicaban ayer, "el circo llegó a nosotros por casualidad, cuando vimos a un amigo jugando con el diábolo, y nos dio por probar. Luego vinieron las pelotas y los malabares, el monociclo…". Sus referentes son lo que ellos llaman la nueva generación de circo, que le han dado una nueva dimensión. "Ya no hablamos de familias de circo sino de escuelas de circo, como las que hay en Madrid, en Barcelona, en Granada o en Francia y Bélgica, que son dos potencias en este sentido. El más conocido es el Circo del Sol. Ellos y estas escuelas son el espejo en el que nos miramos, y no tanto en la antigua carpa o en el circo de animales, que respetamos, pero que no es lo nuestro”.

Para llegar a ser un buen malabarista aseguran que se necesita paciencia y mucha práctica, perseverancia y disciplina. “Hay que entrenar, a veces sin ganas, porque no olvidemos que llevamos a cabo actividades que comportan un riesgo sobre la escena, incluso físico”, afirmaba José Alberto. El problema de los malabares es que no se puede fallar, porque se hace evidente. “Cuando se cae una bola, todo el mundo se da cuenta. Si fallas en la música no es tan evidente. Por eso, hay que fracasar con arte, saber hacerlo. A veces incluimos, ex profeso, los fallos en el espectáculo para que la gente vea lo complicado que es lo que intentamos. Si la cosa no sale dos veces, y sí a la tercera, el público se pone de pie”, añadía Daniel.

Y de eso hablaron al final, del reconocimiento del público. “El aplauso es el retorno de la actuación, y también un sobresueldo. Cualquier persona debería poder tener el reconocimiento de los aplausos en su trabajo. Dicen que con más de siete años ejerciendo un oficio, te conviertes en un gran profesional. Nuestro padre, que es soldador, lo hace muy bien, y sin embargo no se lleva el aplauso de nadie cuando termina de trabajar. Que la gente te reconozca, te aplauda cuando terminas tu labor, es un lujo que tenemos los artistas y que otros trabajadores también deberían tener”, terminaba Daniel.

Los hermanos no se hicieron Infoncundibles hasta finales de 2003, fruto de un número de gala en el encuentro de circo de la Carlota, en Córdoba. Nacidos y criados en Sevilla, es allí donde empiezan a practicar malabares y a descubrir una vocación circense que acaba por ser su medio de vida.

Muchos años y varios cientos de actuaciones después, la gente sigue sin creer que son realmente hermanos. De hecho empiezan a dudarlo ellos mismos…Por un lado, Daniel, que aún no tiene claro si de mayor va a ser artista de circo, músico o las dos cosas. De momento ha conseguido ser el mayor, que tampoco es fácil. Por otro lado, Jose Alberto, con algún año menos y varias tallas más, es el que más en serio se toma lo del “más difícil todavía”, ocupándose de la parte más malabarista en la compañía.



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